Cuando se sale en conjunto, las sensaciones colectivas le
van ganando terreno a las individuales, puesto que la experiencia se vuelve
diferente al compartir. El instante vital es cuando los encargados de cada
palenque escogen los caballos para cada miembro de la jineteada, teniendo
presente la experiencia de cada caballista y, lógicamente, el carácter de cada
equino. De este modo, cuando los caballos se enconcuentran bien ensillados y
cada quien se aprendió su nombre, el camino arranca.
Después de prácticamente una hora y media de recorrer los
bosques de alojamiento en Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul, una larga
calle de arena conmoverá cuando los visitantes se halle en frente de la
inmensidad del océano. Hay más libertad y amplitud para las procesiones al
trote para los especialistas y los aventureros y acostumbran a darse
improvisadas carreras bajo supervisión de los guías. Una experiencia única que
merece la pena para sentir palpitar, al galope, el corazón de alojamiento en las gaviotas.
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